La Nueva Cepa de Violencia

La Nueva Cepa de Violencia

En colombia ocurren cosas que no tienen ningún sentido. Mientras las calles arden a causa de la infiltración de las marchas y protestas, o lo que es lo mismo, la mutación de narcoterrorismo, hay incautos que celebraron esta semana un mes de paro, al parecer conmemorando 30 días de destrucción del tejido social, empresarial, y laboral de nuestro país.

Cuando muchos colombianos se dispusieron a marchar, bien legitimamente y en rechazo de deudas sociales de décadas, o bien por creerle más a un trino o a un meme que a una fuente verdaderamente confiable, las guerrillas y los grupos criminales que llevaban años planeando darle un golpe a la institucionalidad se arrojaron a las marchas para incendiarlas, aprovechar el caos para atentar contra todos los colombianos, atacando la cadena de abastecimiento, los empleos, la salud, y en general los derechos fundamentales de millones de compatriotas.

Y lo hicieron con unos cambios a sus formas de lucha de antaño: ya el caos no es en el campo sino en las ciudades, ya no solo secuestran niños para incluirlos en sus filas sino que ahora pagan a grupos de personas para que cierren ciudades enteras, lo hacen sin mostrar su rostro, pero dicen ser parte del Paro Nacional, aun cuando ese Comité no representa sino las voluntades de unos pocos sindicalistas ancianos, ávidos de poder, anquilosados al aparato que ellos mismo crearon.

Pasaron de hacer pescas milagrosas y extorsionar a las poblaciones a secuestrar ciudades enteras y cobrar peajes ilegales en las calles principales. Pasaron de hostigamientos desde la selva a quemar CAIs y locales comerciales. Pasaron de volar oleoductos a destruir por completo el empleo, el comercio y el sustento de cientos de miles de colombianos.

Lo cierto es que todo arrancó hace años con una construcción de discurso donde se deslegitima a policías y militares, en donde se maquillan datos, o crean unos totalmente alternativos, donde promueven el rechazo al sistema económico y democrático, en donde hacen ver como si solo lo directo y violento tenga eco. En comunicar son unos expertos.

Pero colombia siempre ha resistido. Resistió las narcoguerrillas, los carteles y los paras, y ahora tendremos la fuerza suficiente para resistir a esa minoría violenta que hoy pretende arrodillarnos.

Debemos Pararle-Bolas a estas nuevas formas de violencia. No podemos permitir que la fuerza legítima del estado sea reemplazada, bien por los violentos que nos hacen parar, o los civiles que hoy piensan en levantarse para luchar por sus derechos. Esa triste historia y la conocemos. Escuchemos a las comunidades, busquemos un acuerdo sobre lo fundamental, partiendo siempre de la base de la ausencia de violencia.