Una Lucha de Vida o Muerte
Sin lugar a duda a los empresarios colombianos les toca permanentemente remar en contra de la corriente. Les toca muy duro, especialmente a los pequeños y medianos.
En Colombia según el Registro Único Empresarial (RUES) el 94.7% de las empresas registradas son microempresas. Según el DANE las MIPYMES generan alrededor del 67% del empleo del país y aportan el 28% del Producto Interno Bruto (PIB). Con estos números quien discute la relevancia e importancia que tiene la pequeña y mediana empresa en el desarrollo productivo del país. Son de lejos en número las más representativas y se están echando al hombro la mayor parte de la generación de oportunidades y empleo (casi el 70%).
Sin embargo y a pesar de su importancia, duele ver como las pequeñas y medianas empresas en este país son las más olvidadas y descuidadas. Al pequeño empresario no le toca muy duro, la cosa es más dramática: su lucha es de vida o muerte, su batalla es para sobrevivir.
En Colombia del total de empresas que nacen el 60% se muere en los primeros 5 años. Pero para las micro, pequeñas y medianas el valor es significativamente mayor. De cada 10 empresas que nacen se mueren 7 en los primeros 5 años.
Lo cierto es que cómo van a sobrevivir si no les prestan plata y su mayor problema es de caja. No tienen acceso a una asistencia técnica para mejorar su productividad y para diferenciar sus productos a través de la innovación. No cuentan con las capacidades ni la asesoría para diseñar estrategias comerciales. No tienen acceso a la información de mercados. Están navegando sin plata y sin brújula. ¿Quién sobrevive así?
Para rematar a estos pequeños batalladores les toca hacer de toderos. El dueño hace de gerente, de financiero, de vendedor y también de mensajero. Ellos no pueden tener una división y especialización del trabajo. Sin embargo, el Estado les exige que hagan y respondan de igual manera que a los grandes. Que por cierto tampoco les toca fácil cumplir con tanto trámite, requisitos e impuestos que les ponen.
Al pequeño le toca cumplir con los mismas obligaciones, tributarias, administrativas, contables y jurídicas que a los grandes. ¿Pero cómo, si no tiene el recurso económico ni humano para hacerlo? Acordémonos del todero. ¿A qué horas por Dios?
Definitivamente tenemos que generar unas condiciones especiales que le faciliten la tarea al empresariado Colombiano, pero especialmente a los pequeños que como lo dije inicialmente son el 94% de todas la empresas, generan el 68% del empleo y representan el 28% del PIB.
Debemos generar la Ley de la Primera Empresa, donde nivelemos la cancha y generemos las condiciones para que la tasa de mortalidad de empresas en Colombia se reduzca significativamente.
Debemos facilitar el crédito a los pequeños. Debemos brindar asesoría técnica para que puedan mejorar su productividad, conozcan los mercados a donde ingresan, desarrollen estrategias comerciales y de mercado. Debemos quitar tanto trámite, requisitos y trabas que tienen enredado y no dejan andar a este motor de desarrollo social que es la empresa. Debemos bajar impuestos y generar unas condiciones especiales para el que está iniciando una empresa.
El Estado Colombiano gústele o no, debe reconocer que su mejor aliado para el desarrollo es la empresa. Es más, no es solo un aliado. ¡Es su socio! ¿La tasa impositiva efectiva real no es casi del 70%? Nos guste o no el Estado es nuestro socio, aunque en muchas circunstancias parezca más un verdugo. Es un socio obligado que tiene el 70% de nuestra empresa.
Por ello el Estado debería ser el más interesado que al empresariado colombiano le vaya bien. Especialmente a los pequeños. Con los ingresos de su socio puede vivir y pagar su nómina. Pero lo más importante, con los ingresos que recibe de su socio, puede realizar la inversión social que tanto necesitan nuestros compatriotas.
Voy a hacer cumplir la parte del trato que le corresponde al Estado como socio principal de las empresas: garantizar la protección y crecimiento del tejido empresarial colombiano.
¡No voy a dejar solas a las empresas en su lucha cotidiana!
beatriz eugenia
Tu lo haz dicho Gabriel! Asi es… Tan claro como el agua! Las Mipymes están asfixiadas por la carga impositiva de impuestos y la lucha diaria por sobrevivir…
Edison Castro
Excelente. Ojalá pueda dar esa charla con mayor detalle en Icesi.
Estoy muy atento para escucharlo.